El tono claro de la madera es el
principal elemento que se usó en éste diseño, ya que permitió generar ampliación visual en
dos marcadas áreas: la social y la privada.
En el
nivel de entrada están la sala, el comedor, la habitación principal y la
cocina, mientras que en el segundo se encuentran dos alcobas infantiles, un estudio, dos baños
y un estar de televisión. Esta área se aísla del hall de entrada con
una puerta pivotante de madera y vidrio opalizado, que funciona como único
objeto de división, pero que se convierte en una pieza más de decoración.
La prioridad fue limpiar los espacios de divisiones, muebles y otros
elementos que confundían. Además, se modifico el diseño y el lugar de la
chimenea a otro extremo del salón y se
hizo un poyo de mampostería.
El cambio de ubicación volvió más cálido el espacio y, por lo tanto, más
acogedor.
La luz natural que atraviesa los ventanales de los balcones refuerza
esta sensación de calidez. Para lograr esta remodelación de los espacios, que
en su totalidad suman 347 metros cuadrados más 31 de terrazas, se reutilizó los
materiales existentes como el piso de listón machihembrado, el cual se restauró
y se pintó de blanco.
Y es que el color blanco predomina en todos los rincones de la casa.
Paredes, techos y piso se conectan para unificar las zonas y ayudan a que su
recorrido sea fluido y agradable a la vista. La madera clara contrasta y se
complementa con el estilo y los tonos del mobiliario lo que permite disfrutar
de cada objeto decorativo elegido.
Sin duda donde más se disfruta del diseño
interior –cómodo, sobrio y auténtico – es en la sala, el espacio familiar por excelencia.
Allí, cómodamente, se reúnen todos para ver caer la luz del atardecer