lunes, 13 de enero de 2014

SUEÑO COLONIAL EN CARTAGENA DE INDIAS (COLOMBIA)


Resulta difícil imaginar que tras una fachada colonial en el centro Histórico de Cartagena de Indias (Colombia) se encuentre una casa con dos estructuras modernas, separadas por una piscina y que el interior de esa vivienda esté dotado de un maravilloso sentido estético del color. 



A diferencia de las edificaciones tradicionales de la zona antigua, un grupo de Arquitectos decidió crear una casa completamente abierta a los elementos, en la que la nitidez, la luz y la funcionalidad era el objetivo principal.


La característica distintiva de la casa radica, primero, en que está frente a la muralla que separa la ciudad del mar, lo cual la expone a la brisa constante, y segundo, en su ubicación esquinera, que le permite disponer de luz a raudales. 


Se le dio prioridad a la claridad visual y a la frescura interior: el blanco y sus matices difuminan la luz y están presentes en los muebles, los pisos, las puertas y los muros.
La piscina se encuentra en el lugar que antes ocupaba el patio donde siempre se siente la brisa marina.


Sus diseñadores aseguran que ésta no es una casa, sino dos que ocupan un mismo espacio: en la primera, que tiene una fachada colonial, está la habitación de los niños, la alcoba de huéspedes y el patio. 

Las paredes de estuco blanco ambientan su decoración y su amueblamiento. Esa textura de las paredes se aprecia aún más en la noche, cuando la luz, que sale del piso, capta la irregularidad y la calidez del material.



El propietario escogió materiales sencillos pero refinados. En la alcoba de los niños, el antiguo sistema de postigos divididos en varias secciones, típico de la arquitectura cartagenera, permite observar la calle sin ser visto. Las puertas de vidrio opaco dejan que la luz entre en las habitaciones y se abren a la terraza.

Incrustado en un muro un acogedor sofá acolchado, está enmarcado por dos cortinas elegantemente suspendidas. Notas sutiles visten de color la pared y las hojas tropicales dan la sensación de un cuadro.


Las vigas de cedro y las columnas de la terraza recuerdan la atmósfera de la vieja Cartagena y su arquitectura de madera.  Para proteger la terraza del sol y de la brisa, se extendió un velo de algodón entre dos columnas. Los muebles se escogieron pensando en el confort y la resistencia al sol y al agua.

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