En buena medida, Bogotá se viste de
terracota y se ve en bloque. Uno de los sellos del Arquitecto y su material predilecto es el ladrillo que junto con la
madera, la piedra y el hormigón permiten la conexión con el exterior a través
de ventanas, la austeridad interior y la concepción de cada lugar como un
espacio único.
Este penthouse había sido modificado radicalmente con
intervenciones que llegaron a descomponer la distribución, la estética y la
técnica: “Varias paredes fueron enchapadas, a la chimenea la maquillaron con
unas vigas de madera que disminuían su dimensión y rompían la armonía de la
sala y, en el segundo piso, se implementó un sauna y un jacuzzi, que también se
incluyó en las terrazas”. Desde el principio se
tuvo claridad que el trabajo se centraría en deshacer lo anterior,
limpiar las áreas para restaurar la arquitectura original y adecuar
respetuosamente los espacios conforme a las necesidades de sus habitantes. Para
la dueña de casa era fundamental que cada una de sus tres hijas tuviera una
alcoba, un estudio conjunto para las tres y otro para ella, una oficina y
diversas áreas verdes.
Con eso en mente, el primer piso estarían
distribuidos los espacios por un área social abierta que incluye sala, comedor,
cocina, vestíbulo y corredor; en el segundo nivel se acondicionó tres
habitaciones con sus respectivos baños, un estudio y una salita de televisión,
y en la tercera planta se dejó la alcoba y el baño principal con un estudio y
una oficina adyacentes. Pero quizás uno de los mayores privilegios es que desde
cada espacio se accede a una terraza con vegetación nativa desde la cual se
extiende la mirada hacia la ciudad.
La remodelación, no obstante, implicó
ejecutar cambios para mejorar la funcionalidad de las áreas y darles un look contemporáneo, sin perjudicar
la estructura original, se modernizaron los baños, se instaló toda la
iluminación en techos y nichos porque resultaba muy precaria, se agrandó la
cocina –que era muy limitada– y se enriqueció el espacio interior con acabados
sutiles.
Su actual propietaria, una mujer que buscaba
un refugio para contemplar la ciudad exterior y su mundo interior afirma: “Me
siento en el campo porque vivo sobre una montaña rodeada de verde. Si desde el
primer piso miro hacia arriba, mi apartamento se convierte en una casa en el
aire, como en los sueños”.
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